Cum le au unii pe toate...
Prietena mea Jihwa Hong a postat un link la un articol foarte interesant, despre un Profesor (universitar) de Filozofie ș.a. coreean stabilit în Germania Byung Chul Han pe numele lui...
Articolul conține multe citate din lucrările acestuia, cele mai multe despre influiența nefastă a neoliberalismului, promotorul individualismului, asupra relațiilor dintre oameni, în special cele în care este implicat Eros, nu neapărat referindu-se pur și simplu la sex ( se știe că în această privință educația coreeană implică multă discreție).
În articol sunt mai multe poze și mărturisesc că înainte de a da la tradus textul coreean am crezut că e vorba de un frumos actor de cinema.
Dar Wikipedia m-a lămurit că profesorul, a cărui primă profesiune e cea de metalurg, apoi a urmat filosofia și teologia, e autor a 16 cărți. Wikipedia ne prezintă numai trei, care par foarte interesante, deși noi, mai ales cei din generația mea, îndoctrinați cam forțat cu filozofie de stănga, nu mai suntem chiar așa de atrași de această orientare.
Am să copiez acele prezentări în engleză și spaniolă, fără să le mai traduc. Am cam renunțat la asta de când mi-am limitat cam mult prezența pe blog.
In Fatigue Society (original German title: Die Müdigkeitsgesellschaft), Han characterizes today's society as a pathological landscape of neuronal disorders such as depression, attention deficit hyperactivity disorder, borderline and burnout. He claims that they are not "infections" but "infarcts", which are not caused by the negativity of people's immunology, but by an excess of positivity.[4]
Agonie des Eros (Agony of the Eros) carries Byung-Chul Han's thoughts, which he developed in his earlier books Fatigue Society (German: Die Müdigkeitsgesellschaft) and Transparency Society (German: Transparenzgesellschaft), forward and directs attention to one another on the relationship of humans, on desire and love. Based on an illuminating analysis of the characters in Lars von Trier's movie Melancholia, in which Han sees depression and overcoming depicted, he develops – in his usual discursive manner – the image of a society that is increasingly dominated by narcissism and self-reference. Han's diagnosis extends even to the point that he calls the loss of desire, the disappearance of the ability to devote to "the other", the stranger, the non-self. We revolve around ourselves, cramp us in ourselves, unable to build relationships. Even love and sexuality are permeated by this social change: sex and pornography, exhibition and presentation are displacing love, eroticism and desire from the public eye. The abundance of positivity and self-reference leads to a loss of confrontation. Thinking, Han states, is based on the "untreaded", on the desire for something that one does not yet understand. It is connected to a high degree with Eros, so the "Agony of the Eros" is also an "Agony of Thought". Not everything must be understood and "liked", not everything must be made available.
In Topologie der Gewalt (Topology of Violence), Byung-Chul Han continues his alarming analysis of a society on the edge of collapse that he started with ›Müdigkeitsgesellschaft‹ (Fatigue Society). Focusing on the relation between violence and individuality, he shows, that albeit the widespread thesis about its disappearance, violence has only changed its form of appearance and operates more subtly. The martial form of violence gives way to a more anonymous, desubjectified, systemic one, that does not reveal itself, as it is merging with its antagonist – freedom. Through Sigmund Freud, Walter Benjamin, Carl Schmitt, Richard Sennett, René Girard, Giorgio Agamben, Deleuze/Guattari, Michel Foucault, Michel Serres, Pierre Bourdieu and Martin Heidegger, Han approaches his own concept of violence, that finds to work in free individuality. Driven by the only demand to persevere and not to fail, as well as by the ambition of efficiency, we become committers and sacrificers at the same time and get into a swirl of demarcation, selfexploitation and collapse. Han's lucid study of violence offers plenty unorthodox thoughts and is not afraid of critical scrutinizing common in modern society concepts of freedom, individuality and self-fulfillment, bringing to light their shady sides.
Themes
Han has written on topics such as attention deficit hyperactivity disorder, borderline, burnout, depression, exhaustion, internet, love, pop culture, power, rationality, religion, social media, subjectivity, tiredness, transparency and violence.
https://en.wikipedia.org/wiki/Byung-Chul_Han
En su obra La sociedad del cansancio (título original en alemán: Müdigkeitsgesellschaft), Han caracteriza a la sociedad actual como un paisaje patológico de trastornos neuronales, tales como depresión, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno límite de la personalidad y agotamiento (burnout). Afirma que no se trata de "infecciones", sino de "infartos", que no son causadas por un fenómeno negativo de inmunología en las personas, sino por un "exceso de positividad".7
Agonie des Eros (La agonía del Eros) desarrolla el pensamiento del autor ya plasmado en el libro que se acaba de citar y en La sociedad de la transparencia (en alemán: Transparenzgesellschaft), dirigiendo también la atención a temas como las relaciones humanas, el deseo y el amor. Basándose en un análisis esclarecedor de los personajes de la película Melancholia, de Lars von Trier, en la que Han ve depresión y superación, desarrolla en su forma discursiva habitual la imagen de una sociedad cada vez más dominada por el narcisismo y la autorreferencia. Este diagnóstico de Han se extiende incluso hasta lo que él denomina "pérdida del deseo", la desaparición de la capacidad para dedicarse al "otro", al extraño, al no-yo. Giramos alrededor de nosotros mismos, nos restringimos en nuestra mismidad, incapaces de construir relaciones con los demás. Incluso el amor y la sexualidad se impregnan de este cambio: socialmente, el sexo, la pornografía y el exhibicionismo están desplazando al amor, al erotismo y al deseo en el ojo público. La abundancia de positividad y autorreferencia conducen a una pérdida de interacción. El pensamiento, según Han, se basa en la "no oposición", en el deseo de algo que uno no entiende todavía. Se conecta en alto grado al Eros, por lo que la "Agonía del Eros" (título de su obra) es también una "Agonía del Pensamiento". No todo debe ser comprendido y debe "gustar", no todo debe estar disponible.
En Topologie der Gewalt (Topología de la violencia), el autor continúa su análisis alarmante de una sociedad al borde del colapso que comenzó con Müdigkeitsgesellschaft. Se centra en la relación entre la violencia y la individualidad, demostrando que pese a la tesis generalizada de su desaparición, la violencia sólo ha cambiado su forma de mostrarse, y opera de maneras más sutiles. La violencia en forma de guerra da paso a otra, anónima, "de-subjetivada" y sistémica que no se revela, ya que se fusiona con su antagonista, la libertad. A través de Sigmund Freud, Walter Benjamin, Carl Schmitt, Richard Sennett, René Girard, Giorgio Agamben, Deleuze/Guattari, Michel Foucault, Michel Serres, Pierre Bourdieu y Martin Heidegger, Han adopta su propio concepto de la violencia, que define funcionando en la individualidad libre. Impulsados por la única exigencia de perseverar y no fallar, así como por la ambición de la eficiencia, nos convertimos en renunciadores y sacrificadores al mismo tiempo, entrando en un remolino de limitación, autoexplotación y colapso. Este lúcido estudio de Han de la violencia ofrece muchas ideas poco ortodoxas y no teme criticar el sentido común sobre la concepción moderna de la sociedad en libertad, la individualidad y la realización personal, sacando a la luz el lado sombrío del asunto.
En un artículo sobre este autor del diario El País se recogen algunas de sus afirmaciones:
No hay, sin embargo, que confundir la seducción con la compra. «Creo que no solo Grecia, también España, se encuentran en un estado de shock tras la crisis financiera. En Corea ocurrió lo mismo, tras la crisis de Asia. El régimen neoliberal instrumentaliza radicalmente este estado de shock. Y ahí viene el diablo, que se llama liberalismo o Fondo Monetario Internacional, y da dinero o crédito a cambio de almas humanas. Mientras uno se encuentra aún en estado de shock, se produce una neoliberalización más dura de la sociedad caracterizada por la flexibilización laboral, la competencia descarnada, la desregularización, los despidos». Todo queda sometido al criterio de una supuesta eficiencia, al rendimiento. Y, al final, explica, «estamos todos agotados y deprimidos. Ahora la sociedad del cansancio de Corea del Sur se encuentra en un estadio final mortal». En realidad, el conjunto de la vida social se convierte en mercancía, en espectáculo. La existencia de cualquier cosa depende de que sea previamente "expuesta", de "su valor de exposición" en el mercado. Y con ello «la sociedad expuesta se convierte también en pornográfica. La exposición hasta el exceso lo convierte todo en mercancía. Lo invisible no existe, de modo que todo es entregado desnudo, sin secreto, para ser devorado de inmediato, como decía Baudrillard». Y lo más grave: «La pornografía aniquila al eros y al propio sexo». La transparencia exigida a todo es enemiga directa del placer que exige un cierto ocultamiento, al menos un tenue velo. La mercantilización es un proceso inherente al capitalismo que solo conoce un uso de la sexualidad: su valor de exposición como mercancía.8
En relación con el estado de malestar permanente del hombre moderno:
«La forma de curar esa depresión es dejar atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de su presencia», sostiene. «Porque frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos». Para precisar lo que sugiere recurre a Jean Baudrillard: el enemigo exterior adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un virus. Hoy, sin embargo, «la violencia, que es inmanente al sistema neoliberal, ya no destruye desde fuera del propio individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer». La interiorización del mal es consecuencia del sistema neoliberal que ha logrado algo muy importante: ya no necesita ejercer la represión porque esta ha sido interiorizada. El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo a la búsqueda del éxito. Siendo así, ¿cómo hacer frente a los nuevos males? No es fácil, dice. «La decisión de superar el sistema que nos induce a la depresión no es cosa que solo afecte al individuo. El individuo no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar deprimido. El sistema neoliberal obliga al hombre a actuar como si fuera un empresario, un competidor del otro, al que solo le une la relación de competencia».
Me smart...Continuarea articolului de Wikipedia în limba spaniolă oferă părerea profesorului despre marxism și comunism...o părere foarte interesantă...
Han critica la generalización de presiones sobre el individuo, al que se le exige y él se autoexige una actividad constante, una obligación que acaba por sumirlo en la depresión. La sociedad que acoge al ser humano deja entonces de existir y se convierte en una sociedad de la obligación. En su obra La sociedad del cansancio, señala el autor:
”No es posible explicar el neoliberalismo de un modo marxista. En el neoliberalismo no tiene lugar ni siquiera la "enajenación" respecto del trabajo. Hoy nos volcamos con euforia en el trabajo hasta el síndrome de Burnout [fatiga crónica, ineficacia]. El primer nivel del síndrome es la euforia. Síndrome de Burnout y revolución se excluyen mutuamente. Así, es un error pensar que la multitud derroca al empire parasitario e instaura la sociedad comunista. [...] ¿Y qué pasa hoy con el comunismo? Constantemente se evocan el sharing (compartir) y la comunidad. La economía del sharing ha de suceder a la economía de la propiedad y la posesión. Sharing is caring, [compartir es cuidar], dice la máxima de la empresa Circler en la nueva novela de Dave Eggers, The Circle. [...] También en la economía basada en la colaboración predomina la dura lógica del capitalismo. De forma paradójica, en este bello "compartir" nadie da nada voluntariamente. El capitalismo llega a su plenitud en el momento en que el comunismo se vende como mercancía. El comunismo como mercancía: esto es el fin de la revolución.”
Han critica la generalización de presiones sobre el individuo, al que se le exige y él se autoexige una actividad constante, una obligación que acaba por sumirlo en la depresión. La sociedad que acoge al ser humano deja entonces de existir y se convierte en una sociedad de la obligación. En su obra La sociedad del cansancio, señala el autor:
La sociedad de trabajo y rendimiento no es ninguna sociedad libre. Produce nuevas obligaciones. La dialéctica del amo y el esclavo no conduce finalmente a aquella sociedad en la que todo aquel que sea apto para el ocio es un ser libre, sino más bien a una sociedad del trabajo, en la que el amo mismo se ha convertido en esclavo del trabajo. En esta sociedad de obligación, cada cual lleva consigo su campo de trabajos forzados. Y lo particular de este último consiste en que allí se es prisionero y celador, víctima y verdugo, a la vez. Así, uno se explota a sí mismo, haciendo posible la explotación sin dominio.10En relación con este tema, en su artículo "¿Por qué hoy no es posible la revolución?" (07/10/2014), escribió:
”No es posible explicar el neoliberalismo de un modo marxista. En el neoliberalismo no tiene lugar ni siquiera la "enajenación" respecto del trabajo. Hoy nos volcamos con euforia en el trabajo hasta el síndrome de Burnout [fatiga crónica, ineficacia]. El primer nivel del síndrome es la euforia. Síndrome de Burnout y revolución se excluyen mutuamente. Así, es un error pensar que la multitud derroca al empire parasitario e instaura la sociedad comunista. [...] ¿Y qué pasa hoy con el comunismo? Constantemente se evocan el sharing (compartir) y la comunidad. La economía del sharing ha de suceder a la economía de la propiedad y la posesión. Sharing is caring, [compartir es cuidar], dice la máxima de la empresa Circler en la nueva novela de Dave Eggers, The Circle. [...] También en la economía basada en la colaboración predomina la dura lógica del capitalismo. De forma paradójica, en este bello "compartir" nadie da nada voluntariamente. El capitalismo llega a su plenitud en el momento en que el comunismo se vende como mercancía. El comunismo como mercancía: esto es el fin de la revolución.”